Entrevista a la directora regional de ONU Mujeres
La experta advierte que las campañas conservadoras contra la educación sexual tienen impacto negativo sobre las niñas, y subraya la importancia de la inversión pública entre 2000 y 2015 para acortar brechas de género
La campaña que llevan adelante sectores conservadores contra la educación sexual “tiene el peor impacto que uno puede imaginar” sobre las niñas, advirtió la directora regional de ONU Mujeres, la brasileña Luiza Carvalho, en diálogo con PáginaI12. Y defendió que “la escuela universal y laica pueda enseñar esos contenidos”, porque de lo contrario “aumenta la tasa de fecundación a edades más tempranas”. Carvalho estuvo en Buenos Aires, donde se abrió una oficina nacional de ONU Mujeres, la agencia de Naciones Unidas dirigida al desarrollo y empoderamiento de la población femenina. En una entrevista con este diario, advirtió que las políticas de ajuste económico afectan con más fuerza a las mujeres. “Eso está probado”, subrayó. Además, destacó que el período de “la mayor inversión pública de toda la historia de América latina” transcurrió entre los años 2000 y 2015. “Estamos en un techo que tenemos que tratar de preservar. Porque todavía no logramos varios avances que quisiéramos”, dijo. Precisó que “las transferencias de ingresos, las pensiones no contributivas y el salario mínimo con mejor poder adquisitivo en los últimos 15 años favorecieron mucho la inserción de las mujeres en la economía”. En una entrevista con este diario, también se refirió al debate del aborto en Argentina, al problema de los femicidios en la región, y a la necesidad de visibilizar y combatir la violencia machista en la política.
Carvalho está a cargo de la oficina regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe desde 2014. Antes estuvo en Filipinas, como coordinadora del sistema humanitario ante el tifón Haiyan, el más destructivo a nivel mundial, que provocó más de 6 mil muertes y afectó a más de 14 millones de personas. También trabajó en Costa Rica, Venezuela, y Brasil, su país natal.
– ¿Cuál es el objetivo de ONU Mujeres?
– Ningún país logró todavía llegar a la igualdad de género. Hasta Islandia, que es el país con los mejores indicadores hoy por hoy, todavía muestra algunas brechas. En nuestra región, vemos que mi país es uno de los campeones en feminicidios: mueren 4000 mujeres por año como consecuencia de la violencia machista. Han disminuido los feminicidios entre las mujeres blancas, y aumentado entre mujeres negras. Hoy hay una interseccionalidad muy fuerte entre raza y género. En Brasil, la mitad de las mujeres son afrodescendientes, estamos hablando de 50 millones de mujeres. En general, tenemos el triángulo norte con los índices más altos del mundo. Y también las cifras son muy altas en Argentina. Eso para hablar de un momento de violencia extrema. Hablamos también de violencia política: en México, donde hay paridad, varias concejalas y alcaldesas, de un estado específico, presentaron su renuncia de un momento a otro, lo que llamó la atención del tribunal electoral. Cuando el tribunal averiguó, descubrió que era por los acuerdos previos en los partidos, para que los suplentes hombres asumieran los cargos. Esa es una violencia política clara. Desde esos aspectos nuevos de violencia hasta la superposición de varios tipos de violencia. Esto es lo que enmarca la misión de ONU Mujeres. Pero también sabemos que conectado con esto tenemos el empoderamiento económico. Tenemos que promover el empoderamiento económico porque conocemos muy bien que no se puede salir de un ambiente violento sin tener recursos y oportunidades económicas.
Carvalho fue docente en la Universidad Estatal del Norte Fluminense y en la Universidad de Brasilia. Es licenciada en Administración Políticas Públicas para la generación de empleo por la Universidad de Campinas (Brasil) y estudió luego en Reino Unido, un doctorado en Sociología en la Universidad de Essex y una maestría en Planificación y Desarrollo Social de la London School of Economics and Political Science .
– ¿Porque se abrió una oficina en la Argentina en este momento?
– Tenemos una misión que es universal. La desigualdad de las mujeres está en todos los lugares. Que no hubiera oficina aquí fue un equívoco. El Gobierno nos buscó, establecimos un programa conjunto, hicimos consultas con la sociedad civil para ver en qué líneas deberíamos trabajar y lo que surgió fue la necesidad de apoyar al país para llegar al 2030 con el cumplimiento de los 17 objetivos de la agenda de Desarrollo Sostenible, pero específicamente en tres ejes: empoderamiento económico, combate a la violencia, y empoderamiento político de las mujeres. El surgimiento del movimiento Ni Una Menos fue la gran enseñanza de nuestra región. Nos trajo un compromiso. Este también es uno de los motivos por los que abrimos la oficina en Argentina, porque hay aquí varios ejemplos que se pueden expandir y generar una cooperación sur-sur de gran calidad con otras regiones, como África y Asia.
– ¿Cómo se puede trabajar por el empoderamiento económico de las mujeres en un contexto, como el actual, de un fuerte programa económico de ajuste, que está causando desempleo y afecta en mayor medida a la población femenina y con un presupuesto que acaba de presentar el Gobierno al Congreso que tiene recortes significativos en áreas sensibles para las mujeres, como el Instituto Nacional de las Mujeres y el Plan Nacional de Acción contra la violencia machista?
– Si creyéramos que el ajuste económico impide trabajar por la inclusión y la igualdad de género, estaríamos acreditando que los momentos de bonanza generan la inclusión o la mejoría de la situación de las mujeres y no es así. Hicimos un estudio recientemente –y vamos hacer uno específico para la Argentina– que se llama El Progreso Económico de la Mujer en América latina y el Caribe, donde se demuestra eso. Todos los momentos de gran crecimiento económico de esta región beneficiaron por igual a hombres y mujeres, pero las brechas de género no fueron suprimidas.
– ¿Las políticas de ajuste afectan más a las mujeres?
– Si, afectan más. Eso también está probado. Porque la tendencia de los gobiernos es tratar de disminuir la inversión pública y generalmente se afectan sobremanera algunas áreas específicas, de provisión de bienes públicos. En ese sentido, hay que tener mucho cuidado y prever cuál va a ser la población más afectada. Por ejemplo, en la crisis de 2008/ 2009, hubo una afectación muy grande de los bienes de exportación, donde estaban fundamentalmente hombres y entonces, el impacto en pérdida de empleo fue mayor entre la población masculina. Como tuvimos de 2000 a 2015 la mayor inversión pública de toda la historia de América Latina, estamos en un techo que tenemos que tratar de preservar. Porque todavía no logramos varios avances que quisiéramos.
– La política económica de este gobierno está generando despidos y, a la vez, promueve la creación de empleos precarizados.
– Las mujeres están ya en el sector informal. En la región, el 88 por ciento de quienes están en trabajo doméstico son mujeres. Lo que sí hizo una gran diferencia para las mujeres de nuestra región fueron la inversión y la posibilidad de acceder a un sistema de seguridad social y de pensiones no contributivas.
– Como la Asignación Universal por Hijo.
– Claro. Ese tipo de política fue el gran factor que modificó mucho la situación de la región, estoy hablando de Colombia, Brasil, Argentina, Chile y México. Ahora lo que estamos viendo es que los gobiernos se están moviendo para disminuir las inversiones. En Brasil se aprobó una ley el año pasado que prevé para el 2019 un techo del gasto público, que afectará esa inversión social. Las pensiones no contributivas y el aumento del salario mínimo son fundamentales para la mujer. Como la mujer está muy concentrada en los trabajos en los que se gana el salario mínimo, el aumento del poder adquisitivo impacta muy positivamente en las mujeres. No es que las queremos todo el tiempo ahí. Las transferencias de ingresos, las pensiones no contributivas y el salario mínimo con mejor poder adquisitivo en los últimos 15 años favorecieron mucho la inserción de las mujeres en la economía. Esta región fue la que produjo el mayor índice de incorporación de mujeres en el mercado laboral: 56 por ciento, en términos absolutos y relativos.
– ¿Qué impacto tuvo eso en el bienestar familiar?
– Absoluto porque la mujer tiene mayor capacidad para decidir sobre el presupuesto doméstico. Una mujer que tiene autonomía económica, por más limitada que sea, tiene capacidad de salir de una relación violenta, donde puede estar pasando por situaciones de riesgo. Esto genera mucha mayor capacidad de toma de decisiones, de autonomía de la mujer, para decidir sobre sí y sobre su núcleo familiar.
– ¿Cómo analizó el debate que se dio en la Argentina en el Congreso por la despenalización y la legalización del aborto?
– Desde la ONU apoyamos las tres causales: riesgo de vida de la madre, anencefalia y violación.
– Acá ya están previstas.
– Hay que ocuparse de que se implementen de manera correcta. El Estado debe ser el garante de la implementación de esa política. La mujer es quien debe tomar las decisiones sobre su propio cuerpo. Tenemos una gran preocupación de que las decisiones sobre algunos derechos de las mujeres pueden estar siendo tomadas por mayoría de hombres.
– En los últimos años iglesias evangélicas y católicas han implementado una campaña muy fuerte contra la educación sexual integral con perspectiva de derechos. Se vio en Colombia, en Perú y ahora en Argentina. ¿Cómo impacta eso sobre la vida de las niñas?
– Tiene el peor impacto que uno puede imaginar. Lo que estamos viendo en la región es que muchas veces las familias no asumen la responsabilidad de proporcionar una educación sexual correcta a los niños. Muchas veces, no se les da información certera. Los niños están iniciando su vida sexual cada vez a edades más tempranas. Nos preocupa especialmente porque es un tema relacionado con la salud pública. Estamos observando que nuestra región tiene la tasa de crecimiento vegetativo más alto en el rango etario entre 15 y 21 años. Estamos hablando de embarazos no planificados, no deseados, que les impiden a las adolescentes tener un proyecto de vida. Está probado que en muchos casos tienen relaciones sexuales no con sus pares, de sus mismas edades, sino que son víctimas de abuso dentro de su propio círculo familiar. ¿Queremos saber quién va a asumir esa responsabilidad? Cuando la familia no enseña, la solución es que la escuela universal y laica pueda enseñar esos contenidos. Y si eso no pasa, está probado que aumenta la tasa de fecundación a edades más tempranas. Este es el alerta que las sociedades necesitan para entender este problema. No solo es fundamental la educación sexual en el ámbito escolar, también los servicios de salud deben estar disponibles para que las adolescentes puedan ir solas a la consulta y recibir la orientación que necesitan. Las mujeres tienen que tener la posibilidad de tener los hijos cuando lo decidan, por propia decisión.
Es brasileña y mira con preocupación un posible triunfo de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales. Lo dice con un gesto de desprecio en su cara, cuando se nombra al candidato xenófobo y fascista, que sacó la mayor cantidad de votos en la primera vuelta. Aunque está atada a ciertos códigos de la diplomacia de las Naciones Unidas, no esquiva la pregunta y señala que “la igualdad de género es un tema de gran dificultad para este candidato”. Además, recuerda que “ya protagonizó distintas situaciones de humillación pública de mujeres parlamentarias, y tuvo comentarios absolutamente misóginos y que menosprecian a las mujeres”. “Su triunfo puede ser muy contraproducente para un proceso de avance que es muy difícil, muy arduo para las mujeres. Es una sociedad que está bastante polarizada –no es de ahora–, que está buscando soluciones, y que muchas veces trata de negar el sistema político para buscar una solución afuera. Estoy sufriendo mucho por mi país. Los analistas políticos, los formadores de opinión, los partidos con capacidad de poder aglutinar al electorado, no lograron generar un debate en la opinión pública que permita una toma de decisión más conciente”, dice.
(Mariana Carbajal, Página 12, 11/10/18)