Un documental narra vida e ideas de la peluquera que se convirtió en filósofa incómoda en el mundo académico, por su hedonismo y su defensa de la divulgación Esther Díaz, la filósofa, se confiesa, ofrece una conferencia, practica gimnasia, lee, prende un porro, chupa un pene de plástico, tiene sexo, sueña, se somete una vez más al tratamiento que borra el paso del tiempo del rostro, recuerda; sobre todo recuerda, o más bien reorganiza su vida como si se tratara de una ascesis pagana. Para ella, en cierto momento, pensar y respirar se transformaron en acciones yuxtapuestas, acaso porque la obra filosófica no puede ser, desde hace varias décadas, otra cosa que una indagación de eso que aun entendemos como sujeto. Ella desea o es porque desea. Aprender a desear y pensar el deseo, y el hecho de estar a la altura de encaminarse en el deseo, no son, justamente, tareas menores. De eso trata Mujer nómade. He aquí a Esther Díaz, la pensadora que a veces escandaliza, pero que no está en...